domingo, 11 de septiembre de 2011

Fuego Cruzado

Vanessa:

 

No sé cómo empezar esto.

Has provocado una guerra civil en mí. Lo que siento por ti contra todo lo demás en mi vida.

Y creo saber cuál de los dos dará un golpe de estado.
 

Y sólo estamos tú y yo en este fuego cruzado.


Dejar de hacer lo que hago es vivir a medias.
 

Vivir sin ti es morir un poco cada día.


Tú eres una heroína. Incorruptible, incansable, invencible. 

Tú eres mi heroína.


Mercenario, vendí mi alma a la fortuna. 
Paz, amor, tranquilidad, felicidad humilde y casera. Será algo que no veré hasta que caiga el último horizonte.

Quiero morir, quiero amarte, quiero gritar, quiero abrazarte, quiero soñar que esto no fue así.

Y quiero volver. Tomar tu cintura. Besarte. Decirte que esto nunca pasó y jamás dejarte ir. Pero pasó, y ahora no me queda sino huir, y recorrer el camino que elegí. 

Porque yo lo elegí, sobre todas las otras cosas. Elegí el viejo oeste. Pólvora y relámpago en las manos. Gatillo y percutor. Plomo a cuatrocientos cincuenta metros por segundo. Evadir a la muerte en cada disparo. La necesidad y el placer de arrebatar las vidas que se interpusiesen en mi meta. Y también la jugosa paga. La adrenalina de jugar por encima de las reglas que limitan a todos. Mi vida, mis hombres, mis órdenes. A mi manera. Todo lo que deseara sería mío. Todo menos tú.


Sé que librarás todas las balas; y ni todo el plomo que descienda sobre ti podrá jamás acabar con tu lucha. Eres así de buena. 
Porque, aunque nuestra suerte parezca la misma, el camino es muy distinto.

Y yo, no sé si veré el día de mañana. Y lo que ahora me evade como suerte, pronto cumplirá su amenaza como destino. Como la suma kármica que algún día ha de alcanzarme. Y peor que la muerte serán las almas ajusticiadas, que volverán para torturarme hasta la locura.


¿Y si algún día volviese a tu lado? 

No.

No me esperes. No vale la pena desperdiciar la vida engañándose. Con recuerdos que no fueron y que no sucederán, en este universo ni en ningún otro.

¿Y si yo me quedara? ¿Sería diferente entonces? ¿Cuánto duraría nuestra felicidad? Esa felicidad construida en un hogar oculto y blindado. Como búnker. Como prisión. Felicidad en un cuarto matrimonial, con cajas de munición bajo la cama y nuestras armas bajo la almohada.

Tú y yo contra el mundo. Contra distintos mundos. Mundos opuestos. Cubres mi retaguardia y yo la tuya. Como antes, como siempre. Tras los muros de nuestro nido convertidos en trincheras.

¿Y si algún día nuestras miras se cruzaran? Tú y yo, contra todos los demás, por todos los demás; esperando a separarnos diez pasos, para darnos media vuelta y traicionarnos de un tiro.

No sé si apretaría el gatillo o me dejaría abatir por ti. Y será nuestro amor el que, en medio de los agujerados muros de nuestro nido, entre escombros de nuestro hogar, con el olor a pólvora y tiros certeros de asesinos, se desangrará hasta morir en aquel fuego cruzado.

Y hemos llegado hasta aquí, pero no llegaremos más lejos. Y nuestra lucha codo a codo, a través de tantas tormentas de plomo, debe ya llegar a su fin.

Nuestros destinos no van juntos. Somos más como las trayectorias de dos balas opuestas en el fuego cruzado. Y cada bala debe seguir. Hacia aquel blanco que no debería serlo. Hacia el enemigo que realmente es más que amigo. Porque al final no las esperan dianas de tiro. Dos balas directo hacia tu corazón y el mío. Que somos los únicos que quedan en esta Tierra de Nadie, mientras agonizamos en el cruel y doble asesinato del fuego cruzado.


Águila

11-09-2011

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Esto está medio bizarro y se parece a las cosas que escribía antes. Pero como que antes rifaba más :(